miércoles, 15 de diciembre de 2010

Motivos que desencadenan la tendencia hacia las drogas


Según Enrique Rojas, estos motivos son:

o   Los jóvenes comienzan a drogarse para saber qué es eso, en qué consiste, qué se experimenta, es decir, por curiosidad.

o   Empiezan a drogarse porque está de moda y se lleva. Hay que tener mucha personalidad y un entorno en donde uno se pueda sentir arropado para no dejarse llevar por esa corriente.

o   Para el joven, el mundo de la droga significa satisfacer su sed fáustica de aventuras, su necesidad de nuevas experiencias. En palabras de un adolescente sería algo como, “quiero vivir intensamente, experimentar sensaciones nuevas e intensas”. También hay un deseo de escapar de uno mismo de vez en cuando, abandonarse en una pasividad que repudia todo lo que significa esfuerzo y responsabilidad.

o   La droga siempre es evasión. “Esta sociedad no me gusta y quiero escapar de ella, ir haciendo otra distinta que no tenga estas coordenadas”. Así se inicia la fuga hacia los paraísos artificiales que la droga promete. Evasión y protesta son dos notas claves para comprender la psicología de esta plaga social. Pero podemos descubrir un fondo positivo en todo esto: el que se droga rechaza conformarse con el mundo y busca otro mejor.

o   La droga es también una reacción al vacío espiritual de nuestro tiempo. La droga es una pseudomística en un mundo materialista, hedonista y de consumo.

o   La droga permite alejar el dolor y el sufrimiento, al menos momentáneamente. El drogadicto ha renunciado a luchar, por eso, cuando está en pleno proceso de tratamiento, vuelve a caer en la droga ante situaciones negativas, problemas o dificultades. La droga le tiende una trampa psicológica: pensar que esa huida de las contrariedades es duradera. Esto se va a convertir en la dependencia.

o   Se pierde el auténtico sentido de la libertad. En la trampa que constituye la droga se camufla la búsqueda del proceso de identidad personal.

o   Instalado en la droga, las motivaciones cambian. El joven se va viendo envuelto en una espiral que pasa una terrible factura: la dependencia y la tolerancia.

o   La relación con la droga se convierte en una inexorable subordinación. Lo que de verdad busca el joven es la liquidación de su yo cotidiano, rutinario, estrecho y anodino, y sumergirse en un viaje que parece apuntar al infinito. La drogodependencia es la expresión permanente del mito de ambrosía: aquella sustancia que, al tomarla los dioses, les hacía inmortales sin esfuerzo alguno.

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