Te lo vuelvo a recomendar: se observador. Atiende cuando se deba atender, pero en la consciencia de enfrentar algo bien observado y no bajo supuestos. “A mí me parece”, “es que yo creo” son supuestos parciales y subjetivos dignos de ser alejados de ti y cambiados por principios de observación basados en realidades objetivas, ya que recurrir “a tu punto de vista”, al mal llamado “sentido común”, expone más a tu alumno a situaciones marginatorias y denigrantes en lugar de alcanzar soluciones eficaces a un leve conflicto.
Igualmente recuerda que muchas de las conductas aquí presentadas más bien se presentan por tu forma de dar clases, por tu didáctica y por ti mismo como persona.
Es prudente que revises tu práctica profesional si tu principal indicador, el propio grupo (y olvídate de esas miles de evaluaciones magisteriales), se muestra resistente, ausente, ajeno o, por qué no, hasta dormido ante tu “excelente” clase.
Para conocer tu rating te invito a experimentar el siguiente ejercicio: deja un día salir a tus alumnos libremente (tal y como se hace en la mayoría de los bachilleratos y licenciaturas) al momento en que tu clase deje de ser atractiva para ellos; al final de tu clase observa con cuántos chicos te quedas dentro del aula. Al principio se saldrán -aun antes de que comiences tu clase- todos los resistentes; después los seguidores de estos; más adelante los que se enfadan en tu clase y al final se quedarán los tímidos junto con todos aquellos a los que efectivamente les interese tu clase. Uno, dos, diez, veinte… Observa la cantidad y eso será tu indicador más fehaciente acerca de lo interesante de tu didáctica. Ese número será tu rating como profesor.
Por el lado de las resistencias me gustaría que pensáramos en que toda agresión esconde una molestia y que responder a la agresión –regañando, fustigando o expulsando- es caer en el juego del alumno, además de darle gusto y dejarle ganar. Si lo expulsas se quita la incomodidad de encima: tú mismo. Tú sabes muy bien que dejar al chico sin escuela es causarle un daño a largo plazo, pero en el corto, en realidad, él obtiene una ganancia al alejarse de “eso” que le incomoda. Es bastante comprobable que un alumno tiende a mejorar su desempeño académico cuando sale de una escuela determinada e ingresa a otro; el contexto es importante y en tus manos está el hacerla “más fácil” tanto para destinatarios como para los agentes educativos
No caigas en el error de decir que no es tu problema si el alumno se comporta de tal o cual forma. Piensa, antes de opinar lo contrario, en qué ciudadano estás mandando de retorno a la sociedad que ha confiado en tus manos a sus hijos. Piensa en si la educación que impartes es la misma que desearías para tus propios hijos, para tus vecinos, amigos y familiares. La docencia es un ejercicio profesional que nos lleva, implícitamente, hacia constantes revisiones metodológicas de la propia práctica así como hacia nuevos saberes.
Nunca ignores que la educación no sólo es algo a nivel institucional; también lo es a nivel personal.
Javier Elzo
Otra reflexión escrita en el cuestionario:
ResponderEliminar- Los docentes al encontrarse con un problema afectivo/conductual dentro del aula, delegan la responsabilidad d la solución del problema a los familiares o en muschos casos, al propio alumno. El profesorado en ocasiones no realiza una autocrítica sobre sus métodos de de enseñanza, explicitando sus errores.
¿ Quién tiene el problema conductual entonces, un alumno desmotivado o un docente incapaz de realizar un aautoevaluación de sus conductas ?.
Se piensa que existe miedo por parte del docente en ocasiones y del propio sistema escolara para cambiar sus mapas o esquemas conceptuales acerca de los términos ¿ problemas afectivos o conductuales ?